Por: Jacobo Ocampo
Todo empezó un fantástico martes cuando todos
los alumnos de 3º de ESO nos íbamos a la ciudad de Roma, ese día todos
estábamos muy nerviosos ya que dentro de unas pocas horas íbamos a estar
subidos en un avión rumbo a una ciudad desconocida para todos los que íbamos, y
además donde una familia que no conocíamos nos iba a alojar.
Ese día tuvimos que asistir a las primeras 3
clases de la mañana que, personalmente, se me pasaron volando ya que estaba
súper nervioso por el viaje, pero a la vez muy excitado; luego nos vino a
recoger un autocar para llevarnos al aeropuerto, cuando por fin llegamos allí,
cogimos nuestro vuelo rumbo a Roma, que tuvo una duración de 2 horas
aproximadamente pero a mí se me pasaron como si fueran 10 minutos. Cuando por
fin llegamos a Italia fuimos a recoger nuestros equipajes, justo después todos
estábamos muertos de miedo por saber cómo eran nuestros correspondientes
anfitriones, y al final llego la hora, solo faltaba cruzar unas puertas
automáticas y ya los conoceríamos. Cuando cruzamos las puertas, yo solo vi un
montón de carteles que ponían nuestros nombres
y atrás del todo estaba mi anfitrión, Giorgio Scaramuzzi.
De allí nos fuimos a cenar a la casa de
Giorgio, y conocí a todos los miembros de su familia que eran su padre, Franco,
que era italiano pero vivió Suiza; su madre, Inmaculada, que era española; y
sus dos hermanos, llamados Francesco y Riccardo, que eran mellizos.
Al día siguiente comenzamos nuestro recorrido
por Roma, ese día conocimos el Vaticano y la capilla Sixtina, y los demás días conocimos,
por ejemplo, la fontana de Trevi, la plaza de España, la plaza Navona, y muchas
cosas más.
Personalmente lo que más me gustó de mi
experiencia en otra ciudad desconocida fue cuando todos, italianos e ingleses,
íbamos a hacer algo juntos, como cuando íbamos al parque o a comernos un helado
y nos quedábamos hasta la noche contándonos cosas de nosotros y conociéndonos
mejor cada día más.
La verdad que este viaje también fue muy
divertido ya que sucedieron muchísimas anécdotas como que, el primer día, en el
Vaticano, Marc, Cesar y Jesús por hacer
una foto a un guardia, se perdieron y los tuvimos que buscar. Otro día a una señora le robaron el bolso y el ladrón
salió corriendo pero algunos de los chicos de nuestra clase salieron corriendo
tras él, por desgracia yo me perdí esto por quedarme comprando una medalla en
una iglesia y luego tuvo que venir a Camilo a buscarme; y la ultima anécdota,
pero la mas graciosa, fue en el aeropuerto cuando a Camilo le revisan la maleta
y le descubren el adoquín que llevaba escondido.
En conclusión este viaje fue una experiencia
inolvidable ya que nos enseñó a relacionarnos con los demás y a ser más
responsables, porque básicamente vivimos solos durante una semana en otro país.